La urbanización de espacios exteriores es uno de los aspectos de apariencia secundaria en el proyecto y que sin embargo determinan la integración del proyecto en el lugar. Las soluciones de pavimentación para espacios fuera del edificio pueden ser revestidos con diversos materiales y estrategias como áreas verdes, o revestimientos continuos o de piezas. Los revestimientos continuos definen grandes superficies, pero las características internas de los materiales requieren de la disposición de juntas de dilatación y movimiento. Los revestimientos exteriores de piezas como los que pueden encontrarse en paraexterior.net, proporcionan una forma ordenada de distribuir las juntas constructivas necesarias a lo largo de una gran superficie.
Las baldosas de exterior son elementos constructivos que han de resistir de manera solvente las condiciones climáticas, pero también la carga mecánica superficial, en ocasiones dinámica que se aplica sobre ellas. Además de ello han de tener una cierta componente funcional que incluye la estética y la accesibilidad. La estética en este caso, está determinada por la elección de las características organolépticas del material como color, textura o brillo. La accesibilidad es un valor dependiente de la resbaladicidad y forma del material, que debería ser lo más homogéneo posible y no producir efectos deslizantes.
La ejecución de un pavimento para exterior con piezas, comienza con la disposición de una capa inferior de drenaje (e impermeabilización si fuese necesario) sobre un soporte natural compactado. Sobre esta se colocará la solera o capa de arena apisonada sobre la que se dispondrán las piezas. La separación entre ambas capas se realiza con un fieltro geotextil de densidad media, ya que ha de resistir cargas de uso y peso propio. Sobre la capa de apoyo se replantearán las piezas de pavimento, para ser tomadas con mortero por la cara apoyada. Posteriormente la junta se rellena o se rejunta.
El replanteo de las piezas de pavimento es un aspecto fundamental, no solamente por condiciones estéticas, sino constructivas. La ordenación de las piezas determina el aspecto final del revestimiento, y para evitar el desperdicio excesivo de baldosas, se ha de hacer un breve cálculo que optimice su distribución. En términos constructivos, uno de los aspectos fundamentales del replanteo es la determinación de las escorrentías y por lo tanto de las rigolas por las que ha de discurrir el agua en caso de empaparse.
Las superficies de pavimento exteriores compuestos por piezas presentan detalles constructivos sencillos pero han de resolver concordancias y transiciones entre materiales. Los límites de la superficie pavimentada se han de definir correctamente, los cuales serán fundamentalmente: encuentro con el edificio, encuentro con carreteras o caminos, encuentro con zonas verdes o pavimentos continuos blandos. En estos puntos de transición, se traza una junta y si es necesario se incluye un elemento de recogida de agua bien para ser recogida hacia el sistema de saneamiento o bien para discurrir hasta el punto de descarga más próximo. La diferencia de comportamiento entre los materiales puede generar discordancias que derivan en patología, por lo tanto, es necesario tratar esos puntos con cierta holgura para que cada una de las superficies se pueda mover libremente sin perjuicio para las capas inferiores. Una vez terminada la superficie pavimentada, y resueltos los encuentros con cada uno de sus límites, esta debería de limpiarse y rejuntarse si fuese necesario para comprobar que no existe ningún defecto constructivo que pueda generar daños futuros.