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Compraventa de viviendas en la Costa Blanca. Propiedades de la construcción en ambiente marino

La Costa Blanca es una región geográfica situada en la costa este de España, en la Comunidad Valenciana. Su extensión es de unos 240 kilómetros, limitando al norte con la Costa del Azahar y al sur con la Costa Cálida. Este territorio se caracteriza por tener un clima plenamente de costa mediterránea, y por tanto es una zona con unas prestaciones climáticas privilegiadas y una gran riqueza natural. En este artículo hablamos sobre este tipo de viviendas, como las que se pueden encontrar en la inmobiliaria en Calpe, que son generalmente construcciones nuevas, más exclusivas que las viviendas tradicionales, aunque mantienen en su idea la adaptación a las condiciones ambientales.

Las construcciones de esta zona deben de estar adaptadas a las características ambientales de la propia Costa Blanca, donde es importante destacar la presencia de salitre proveniente del ambiente marino. Cualquier inmobiliaria en Altea tiene en su catálogo viviendas en las que se han utilizando sistemas constructivos apropiados y materiales resistentes, aplicando técnicas de construcción que garantizan la durabilidad de las construcciones. Nada que decir sobre el buen diseño, ligado a un entendimiento de las problemáticas del ambiente, además de la estética. Un poco más abajo hablamos sobre las problemáticas que han sufrido las segundas viviendas que no han sido construidas adecuadamente.

La construcción de viviendas en la Costa Blanca se ha desarrollado principalmente en las zonas costeras, aprovechando la cercanía al mar y las vistas panorámicas que ofrece esta ubicación. Las construcciones de la zona se caracterizan por su estilo mediterráneo, con fachadas blancas y detalles en azul y verde que reflejan la belleza natural del entorno. Además, las viviendas de la Costa Blanca suelen contar con amplias terrazas y jardines, lo que permite disfrutar del buen clima y del paisaje que rodea a la vivienda.

En cuanto al potencial turístico de la Costa Blanca, es innegable que se trata de una de las zonas más atractivas de la costa mediterránea española. La Costa Blanca cuenta con numerosas playas de arena fina y aguas cristalinas, así como con un importante patrimonio histórico y cultural que atrae a turistas de todo el mundo. Todo ello convierte a la Costa Blanca en una zona muy atractiva para la inversión en viviendas, tanto para su uso propio como para la compra venta y alquiler.

En resumen, la construcción de viviendas en la Costa Blanca se ha adaptado perfectamente a las características ambientales de la zona, aprovechando su proximidad al mar y las vistas panorámicas que ofrece esta ubicación. Las construcciones de la zona se caracterizan por su estilo mediterráneo y su capacidad para integrarse en el entorno natural de la Costa Blanca. Todo ello convierte a esta zona en una excelente opción para la inversión en viviendas, tanto por su potencial turístico como por las posibilidades de compra venta y alquiler que ofrece.

Las patologías en las construcciones destinadas a segunda residencia

Existe un trabajo publicado, una tesis doctoral que ha estudiado en profundidad de las características constructivas que presentan los edificios de segunda residencia ubicados en los núcleos urbanos del litoral levantino. Dicho estudio se realiza desde 1968 hasta el año 2007, recurriendo para ello a muy diversas fuentes, como son: organismos oficiales, proyectos de ejecución redactados en diversas épocas, tradición constructiva, encuestas y entrevistas a profesionales con reconocida experiencia en la zona, inspección visual, etc. Esta tesis doctoral elaborada por José David Moreno Romero se titula «Efecto del ambiente marino en edificios de segunda residencia en la costa valenciana. Influencia del crecimiento urbanístico y sistemas constructivos«.

En este trabajo se concluye que, de forma general, en el diseño-construcción de los edificios del litoral valenciano no se ha tenido en consideración la vulnerabilidad vinculada a la zona donde se ubica el inmueble, siguiendo más bien la tradición constructiva de la región valenciana donde no se contemplaba el tipo de exposición al ambiente marino. Esta situación ha tenido como consecuencia un nivel de daños importante en estos núcleos urbanos. Por otro lado, muchas de las actuaciones realizadas no han tenido en cuenta el agente causal más importante en este tipo de ambiente: el ion cloruro, centrándose en el efecto de la carbonatación del hormigón y reparaciones a base de limpiezas parciales de las armaduras. Es probablemente por este motivo que muchos edificios han tenido que verse sometidos a reiteradas intervenciones e incluso necesitar costosas intervenciones de tipo estructural. Este trabajo pretende aportar información sobre la vulnerabilidad y el proceso de ataque para adecuar, de esta forma, el tipo de intervención a realizar.

Concepto de salinidad y de zona de atmósfera marina

El agua de mar lleva disueltas una gran cantidad de sales, cuyo contenido suele expresarse en porcentaje en volumen, o en gr/L (también en g/Kg). En general, un agua se considera salobre, o salina, si contiene de 3 a 5 % de sal en volumen (o entre 30 y 50 g/L) (waterencyclopedia.com 2015). La composición del agua de mar varía en los distintos mares y océanos. El agua de mar contiene a la mayoría de los elementos químicos conocidos. No obstante, existen seis componentes, todos ellos iones, que representan alrededor del 99 % de la composición del contenido en sales de las aguas marinas.

La unidad para medir la salinidad de un agua es, desde 1978, el PSU (escala práctica de salinidad), que define la salinidad en términos de una razón o cociente de conductividades, dada la complejidad de su composición. Los componentes fundamentales de las sales disueltas o en suspensión son los aniones cloruro y sulfato, y los cationes sodio y magnesio; les siguen, en menor proporción, los aniones bicarbonato y bromuro, y los cationes calcio y potasio. El componente mayoritario, con diferencia, es el NaCl, que representa más del 85% de los iones presentes en el agua de mar.

La relación entre los distintos cationes y aniones va a condicionar el pH del agua del mar, que oscila entre 7,5 y 8,4, y es por tanto ligeramente alcalino (RILEM 1985). La durabilidad de las estructuras y los ataques que sufre el hormigón se van a ver influenciados por la salinidad del agua y por la ubicación de la estructura con respecto al mar.

La atmósfera cercana a la zona costera, al producirse la evaporación del agua marina, lleva un elevado contenido en sales, lo que se conoce como Niebla Salina (Bermúdez de Odriozola 2007). En la EHE-08 (B.O.E. 203/2008), existe una diferenciación con respecto a la clase de exposición a ambiente marino en tres zonas: zona aérea, zona de mareas y zona sumergida. Sin embargo, según varios autores, habría que diferenciar en la zona aérea si el hormigón está o no en contacto con el agua marina. En este sentido, es posible diferenciar 4 zonas de degradación posibles en relación a la posición de la obra con respecto al mar (Mehta 1991), atendiendo al esquema.

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