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Ha llegado a mis manos este libro. Ha sido publicado en Colombia hace veinte años, el original en México hace treinta y dos. El autor Johan Van Lengen acerca un amplio contenido de teoría sobre la construcción en general, para la gente humilde y que recoge un gran saber popular y de investigación técnica.
Se dirije al arquitecto descalzo, aquel que junto a un grupo de personas diseña y construye las edificaciones de su pueblo, no necesariamente un arquitecto. Explica modos y técnicas de construir, basándose en múltiples modelos de habitar.
Los apartados en que se compone la publicación definen perfectamente lo que se entiende por arquitectura tradicionalmente (forma del edificio, orientación, clima, espacio urbano, situación del edificio, materiales y las modificaciones oportunamente explicadas según la zona terrestre en que se ubica (zonas tropicales húmedas, secas y zona templada) además del razonamiento energético y de desecho), no contando con el complemento «estético» o de venustas que la teoria de la arquitectura añade.
Limitándose a crear los entornos habitables de la mejor forma, instruye enseñando a realizar ventilaciones interiores, orientaciones de cara a la iluminación óptima, vientos alrededor de la construcción, sombras, etc.
Enuncia los materiales comunes y da pautas para su elección, así como la explicación del proceso de elaboración de materiales conglomerados y argamasas.
Define el orden del proceso constructivo, basándose en la lógica constructiva, desarrollando tipologías de muros y de techumbres, formas de apertura de puertas y ventanas, así como cerramientos a mayores como celosías, contraventanas, etc.
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Termina con una interesante recolección de instalaciones tradicionales, molinos, bombas de agua, explicadas con detalle y con sencillez, desarrollando la explicación constructiva y funcional de cada una de ellas (filtros, cisternas, depósitos)
Como conclusión, decir que además de recomendar encarecidamente esta publicación, llamar a la atención sobre la problemática de la arquitectura, entendida como hecho estético final. La primera arquitectura que debe reconocerse es aquella que responde a sus funciones básicas, proteger y cuidar a las personas.