Cuando estaba en la carrera me explicaron cómo hacer el aislamiento de fachadas de una forma idónea. A partir de ahí las distintas situaciones que uno se encuentra en obra permiten o no ajustarse a ese concepto ideal. Este concepto ideal es la monda de una naranja. Una piel exterior contínua y protectora, cuya función es aislar térmicamente y proteger todos los elementos constructivos que hay tras ella.
Partiendo de esa base tenemos varios sistemas en función de su colocación, pegados o fijados mecánicamente, con un mortero de revestimiento, dentro de una fachada ventilada, o con materiales adheridos a modo de sandwich.
El punto sensible de esta fachada es aquel en el que entra o sale el aire o la luz, una ventana, una puerta, una rejilla… donde puede entrar el aire, el agua y por tanto son los posibles puentes térmicos que nos vamos a encontrar y los cuales debemos de combatir.
Las siglas SATE se han quedado con el nombre de aislamiento térmico por el exterior, aunque realmente es un tipo de sistema, quizás el más aplicado por su precio, aunque no el único.
El sistema SATE se basa en paneles de aislamiento térmico, generalmente poliestireno, adheridos a un soporte (nuevo o antiguo en el caso de la rehabilitación) aunque están puntualmente fijados con rosetas y tacos de plástico. Su acabado exterior necesita de un mortero y un mortero de terminación, generalmente reforzado con mallas para evitar las fisuraciones y poder resolver los cambios de material, las esquinas y las juntas de trabajo.
Los sistemas de fachada ventilada permiten tener un aislamiento térmico por el exterior con cualquier acabado que pueda fijarse a una subestructura exterior. Esto es, sobre la fachada existente o sobre la nueva fachada se sitúan guías y rastreles sobre los que se colgarán paneles de aluminio, piedra, GRC, etc, a una distancia de la fachada que permite tener aislamiento térmico y una ventilación.
En alguna ocasión hemos hablado en el blog sobre los paneles tipo sandwich con piedra por el exterior y aislamiento térmico (termopiedra). Suponen un avance en la aplicación de un acabado exterior noble, previsiblemente más barato que una fachada ventilada.
En este momento de necesidad de mejora energética, cualquiera de estos tres sistemas mencionados (con muchas subcategorías cada uno) son prioritarios a la hora de decidirse por una solución de aislamiento por el exterior. Cuando no queda más remedio, aisla por el interior (en el caso de fachadas protegidas, inaccesibles, etc)
Últimamente se viene exigiendo una mejora energética del 30%, por lo que en muchos casos debemos de llegar a los 10-12 cm de espesor, que no te asuste, será lo habitual.
Imagen destacada : fuente https://www.preservationdupatrimoine.fr/