Tradicionalmente se ha utilizado sangre como plastificante de morteros (ej. los romanos en los cementos de puzolana. Particularmente los romanos la utilizaron para proteger el hormigón de las heladas. Así lo atestigua Vitrubio en sus escritos en pergaminos.) y puede ser un buen retardador de fraguado en climas cálidos y secos.
En los morteros de cal:
De acuerdo con el estudio «Adición de sangre producto del sacrificio de ganado bovino en morteros antiguos de albañilería elaborados con cal; su efecto en la resistencia mecánica» (http://www.cic.umich.mx/) la incorporación de sangre sin coágulos, hasta un 20% del volumen de agua de amasado aumenta la resistencia a flexión del mortero, disminuyendo levemente la resistencia a compresión.
Experimento realizado con mortero de cal y arena 1:2
En este estudio todos los morteros fueron estudiados desde el punto de vista de su comportamiento mecánico bajo solicitaciones de compresión (fc), tensión (ft) y flexión (ff), que emulan lo que ocurre en los muros de los monumentos: compresión, debida a cargas vivas y muertas; tensión debida a cargas accidentales como vientos, sismos y flexión debida a hundimientos diferenciales por cambios estacionales (lluvia-sequía).
En los yesos:
La sangre varía la solubilidad del hemidrato. Para retardarlo,actualmente se usan sustancias que reaccionen primero con el agua y luego con el hemidrato: Borax 2%; coloides: gelatina, cola, Agar, ; sulfatos crómico, férrico, Al; acetatos; citratos. Como aceleradores: sulfato de K al 2%; sulfato de calcio dihidratado; cloruro de Na hasta 4% (más de 4% es retardador).