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Tipos de premarcos para ventanas de aluminio

Cuando buscamos la eficiencia energética buscamos un buen acristalamiento, una buena carpintería y claro! tenemos que garantizar la continuidad del aislamiento térmico entre el muro y la carpintería. El punto de unión es el premarco, en el mejor de los casos. Existen muchas obras en las que la carpintería se coloca directamente sobre la propia hoja de ladrillo, en muchos casos sin éxito en cuanto a la rotura de puente térmico.

Cuando contamos con ventanas de madera el contacto con la el premarco puede ser más claro, atornillándose directamente. En el caso de las ventanas de PVC o las ventanas de aluminio tenemos que cuidar la rotura de puente térmico y por tanto no sirve cualquier solución para ese encuentro tan delicado.

Este encuentro no es solamente un punto delicado desde el punto de vista térmico, sino que es un punto delicado en cuanto a la estanqueidad del cerramiento, y también puede condicionar la estética del hueco.

Los tipos de permarcos pueden clasificarse en cuanto a material: premarcos de aluminio y premarcos de madera. Otra forma de clasificarlos puede ser según su posible rotura de puente térmico o según su forma de anclaje. Más allá de las clasificaciones interesa su colocación y sus características, así como su lógica dentro del sistema constructivo.

En la imagen vemos un premarco de madera colocado en el exterior de una hoja de termoarcilla, para la colocación de un sistema SATE en continuidad con la carpintería. Es una solución habitual en los sistemas de vivienda pasiva. ¿Es este punto el mejor de cara a mantener el aislamiento térmico?

Si pensamos en la posición de la carpintería, y por tanto del premarco, teniendo en cuenta la alineación de la carpintería con la línea de fachada, podemos ver en el siguiente esquema de análisis termográfico que puede funcionar mejor cuando la cara interior de la carpintería se enrasa con la parte exterior de la hoja interior.

A la hora de resolver este encuentro, con el premarco por fuera de la hoja debemos de considerar las posibles filtraciones de agua, más allá del estudio térmico. El agua, dicen, «es nuestro peor enemigo» y la ventana es el punto más frágil de nuestra envolvente, tanto a nivel térmico como de entrada de intrusos. El agua, podemos decir, que es otro intruso.

El encuentro entre el punto superior del marco y la fachada debe de impermeabilizarse correctamente. Lo vemos en la imagen inferior. Te imaginas que pueda entrar agua en la junta entre el mortero que ves en imagen y la madera? Daría igual que tipo de carpintería tuviésemos, el agua estaría en el interior de la vivienda. El aislamiento, sobre todo si está en una fachada trasventilada, debe de permitir el paso de agua y este encuentro debe de resolverse con láminas impermeables, bien sean láminas como tal o chapas metálicas, por ejemplo de aluminio.

Uno de los elementos constructivos más interesantes y que debemos de considerar en todas las obras son los pequeños batientes, que nos ayudan a colocar, sellar y esconder la carpintería. Incluso podemos aprender sobre esto en los abocinados de las viviendas tradicionales, donde su prioridad era la evacuación del agua. Podemos decir que si los antiguos, con su conocimiento, tuviesen nuestra tecnología, no perderían su forma de colocar la carpintería, con esos batientes, porque realmente funciona. La colocación de los premarcos debe de reforzar este tipo de colocación, mejorando todos los aspectos funcionales de las carpinterías exteriores.

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